
Son muchos los padres que nos refieren la duda, de si el taekwondo es un deporte que fomenta la agresividad o que es un deporte violento, desde aquí te hacemos spoiler y te decimos: Nada más lejos de la realidad. Tampoco exige que el niño o niña en cuestión sea muy fuerte para poder practicar. Tan solo se requiere de constancia en esta disciplina, lo que hará que proporcione los cambios. Al igual que otros deportes, este arte marcial con origen coreano permite desarrollar las capacidades físicas del cuerpo. El taekwondo es una disciplina muy técnica, lo que permite a cada practicante conocer y controlar su propio cuerpo. Es uno de los entrenamientos más completos, pero además fomenta las relaciones sociales, aporta beneficios psicológicos y genera calores a los niños, como el compromiso y el compañerismo.
Cuando un padre piensa en un deporte como este para su hijo, y nos pregunta, siempre le damos la misma explicación: Este deporte a nivel físico es muy completo, ya que incluye diferentes técnicas en las que se trabaja: la patada, el pie, la mano, la rodilla o el puño o incluso el codo, además de enseñar defensa personal. Pero además de este campo, también representa una filosofía, en las que se basa en cinco principios: integridad, perseverancia, cortesía, autocontrol y un espíritu indomable.
Es una de las artes marciales más extendidas en todo el mundo.
Para practicar este deporte necesitará una indumentaria en concreto. En primer lugar, va a precisar un Dodok, es el traje de práctica, que se compone de un pantalón y una chaqueta, al igual que deberá llevar obligatoriamente un cinturón. Este complemento va a indicar el nivel del practicante. Para combatir se suele necesitar el uso de unos guantes, en este caso de polipropileno (pads) y unas botas protectoras del mismo material. Normalmente es obligatorio el uso de protectores, especialmente el que protege la dentadura y el inguinal. Y dependiendo del nivel del participante, se requerirá casco, peto protector, espinilleras y protectores en los antebrazos.
Quién lo practica, no lo toma ni lo ve como un deporte, lo transforma en su estilo de vida. Es una forma de alcanzar un equilibrio tanto mental como físico. Busca la relación de uno mismo con todos sus sentidos. En el caso de los niños, les ayuda a enfocar etapas que puedan ser más conflictivas, aportándoles importantes valores personales y unos hábitos de vida de lo más saludables.
Además, a nivel físico mejora su fuerza, la elasticidad, flexibilidad y la agilidad además de la coordinación y el equilibrio. Además de aportar el control y el conocimiento en el propio cuerpo, gracias a los movimientos básicos pero que conllevan un importante nivel técnico, lo que los prepara para actividades de mayor dificultad tanto en este deporte como en otros. Además de estos aspectos físicos, también realza la disciplina y la concentración, mejora la autoestima gracias al dominio de su cuerpo, así como la seguridad en sí mismo, entre otros muchos valores.
Como hemos dicho, es una filosofía de vida, y una aprendizaje vital, por lo que es más que aconsejable para los niños que quieran realizarlo.
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