biohacking, palabra que deriva de “biología” y “hacking” es una práctica cuyo propósito es el acercamiento de la ciencia a la ciudadanía; trasladando los laboratorios de investigación a los laboratorios o bien hogares del público general. Los participantes de esta biología de “andar por casa” o bien biología casera, se identifican con la estética biopunk como con el movimiento Transhumanista y el Techno-progresismo. Cuando en la década de los 80, los padres se sentían preocupados por si su hijo se hacia un tatuaje o un pendiente, en nuestra era, este movimiento preocupa a los cuidadores de adolescentes, por sus medios invasivos al cuerpo humano. Hablamos de adolescentes que quieren implantarse tecnología en el cuerpo a imagen y semejanza de auténticos cyborg y que en ocasiones, realizan estos procedimientos sin la asepsia ni los métodos adecuados.

Los seguidores del biohacking, cuentan con su manifiesto, en el que demandan la alfabetización científica de la sociedad “para ser cooperadores activos de su salud, la calidad de su comida, agua y aire, sus interactúes con sus cuerpos y el complejo planeta que les rodea”, conforme asevera Meredith Patterson, autora de tal documento. El biohacking entiende la administración de la propia biología usando una serie de técnicas médicas, nutricionales y electrónicas con objeto de ampliar las capacidades físicas y mentales del sujeto.

Un caso de biohacking es “Circadia”, un dispositivo implantable que puede leer datos biomédicos y transmitirlos a Internet mediante bluetooth. El dispositivo, desarrollado por Grindhouse Wetware, es además de esto un proyecto de código abierto, con lo que cualquier usuario puede descargárselo, alterarlo o bien emplearlo para sí mismo.

El implante, no solo amontona datos médicos, asimismo puede enseñar (a través de LEDs mediante la piel) mensajes, advertencias o bien textos desde un móvil con Android al implante. Circadia es solo un pequeño ejemplo. Estos nuevos piratas informáticos de la materia viva se mueven en todos y cada uno de los campos imaginables de la biología genética (como la extracción de ADN en casa con fines educativos), mas por interesantes y también idealistas que sean estas prácticas, los inconvenientes de bioseguridad que proponen son palpables.

Tal vez en un futuro próximo con una mayor difusión y entendimiento de estos laboratorios de garaje podría surgir el próximo imperio empresarial, como ya sucedió con otras compañías anteriormente como Google, Microsoft o bien Apple. el biohacking, que busca superar nuestra condición de humanos con ayuda de la tecnología para lograr la inmortalidad, y con esto la dicha eterna. Este Movimiento cuenta con todas las claves para ser atractivos para los adolescentes de nuestra era.

Tomamos como normalidad en nuestra sociedad, multiples implantes médicos, que mejoran la calidad de vida humana y esto hace que para los adolescentes el biohacking no sea algo alejado de la realidad.

En el ciclo del cosmos tenemos una vida corta que apenas llega a los cien años, y solo treinta o bien cuarenta de esos años pueden considerarse juventud plena. Bastantes personas tienen un trabajo que detestan pues su inteligencia o bien su físico no dan más de sí. Es la esencia de la condición humana, sobre la que se sostienen las clases sociales, las ideas políticas y las religiones.

Una condición humana de la que renegamos: el Elixir de la Vida, la Fuente de la Eterna Juventud, Frankenstein… Mitos y leyendas que procuran cruzar los límites de la Naturaleza. En nuestros días pueden transformarse realmente con ayuda del biohacking.

El Biohacking, es el paso inicial cara el transhumanismo. Por vez primera en la historia de nuestra especie podemos vislumbrar un futuro en el que vamos a haber vencido a todas y cada una de las enfermedades, al envejecimiento e inclusive a la muerte, con ayuda de la tecnología. Entonces vamos a dejar de ser humanos para transformarnos en transhumanos. Nuestros hijos van a crecer codo a codo con la Inteligencia Artificial.

El biohacking, se considera el paso inicial del transhumanismo El transhumanismo se forjó en los años sesenta del siglo pasado, influido por el nacimiento de los ordenadores y las primeras obras de ciencia-ficción cibernética. El pensador Fereidoun M. Esfandiary, conocido con el nombre de FM-dos mil treinta, fijó sus primeras bases. En los años noventa otro pensador, Max More, organizó un conjunto de discute en California que dio sitio a la Asociación Transhumanista Mundial, que en la actualidad se conoce con el nombre de Humanity+. Ya tiene más de seis mil miembros registrados. Puedes acceder a una variación en castellano en Asociación Transhumanística.

Poco a poco más pensadores, biólogos, y librepensadores defienden el transhumanismo como una realidad viable. Y el paso inicial para lograrlo es el biohacking.

¿Perversión o bien evolución? El biohacking, asimismo conocido con el nombre de Biología DIY (hazlo tu mismo) o bien DIYbio, tiene como propósito progresar nuestra condición humana poniendo al alcance de todo el planeta la nanotecnología, ingeniería genética, y también implantes tecnológicos: chips, sensores, máquinas y otros mecanismos que nos dejen superar los límites físicos y también intelectuales.

El cine, la literatura, lleva años sentando las bases de este movimiento desde cyborgs como Robocop. La realidad es que hoy día implantes tecnológicos que hace un siglo habrían semejado una aberración, como unos pechos de silicona o bien una cadera de titanio, son bastante comunes.

Desarrollar implantes, chips, medicinas, perturbaciones de ADN y otros mecanismos que tú mismo puedes implantarte en tu cuerpo para superar una restricción física o bien intelectual. El biohacking ético defiende estas prácticas siempre y cuando no pongan en riesgo nuestra salud, como puede ser el empleo de chips bajo la piel para identificarnos o bien para medir nuestros niveles de glucosa.

En páginas como Hackteria los biohackers se edifican su laboratorio biológico casero con instrucciones paso a paso para montar tu microscopio, incubadora o bien centrifugadora: Biohacking, el paso inicial cara el transhumanismo Mas como en toda corriente filosófica asimismo hay extremistas. Se les conoce con el nombre de grinders, y no tienen inconvenientes para poner en riesgo su vida, con la meta de implantarse un mecanismo tecnológico que mejore sus capacidades, sin aguardar a posibles permisos médicos.

Rich Lee, un conocido biohacker, se implantó unos imanes transmisores dentro de los oídos para conseguir la destreza de los murciélagos. Lee es el inventor del Lovetron nueve mil, un pequeño motor que se implanta quirúrgicamente bajo el hueso púbico de un hombre, provocando un efecto vibrátil a lo largo de la erección que aparentemente genera mayor placer a lo largo del acto sexual.

El biohacking sexual tiene una enorme demanda, mas su práctica crea polémica aun entre los transhumanistas. Cory Toby, biólogo titulado y miembro de la comunidad de biohackers de la ciudad de Los Ángeles, lo tiene muy claro: “Aquellos que realizan biohacking sexual pertenecen a 2 categorías: implantes que no generan mucha mejora sobre lo establecido hoy día, o bien estupideces insensatas de gente que no tiene ni la más remota idea de biología, o bien de ciencia”. El biohacking como ciencia El transhumanismo no solo provoca enfrentamientos éticos a la ciencia.

¡Imagina lo que supone para las religiones! A lo largo de siglos la religión ha ido asimilando las certidumbres científicas con aproximadamente calma. La mayor parte de los teólogos admiten que la Tierra tiene millones de años y que el Hombre no procede de Adán y Eva. Mas el transhumanismo y el posthumanismo defienden que en un futuro vamos a poder prescindir de nuestro cuerpo y reemplazarlo por chips, sensores, y también implantes, e inclusive descargar nuestra psique en una red de datos.

Si cualquier día eso se transforma en realidad… ¿dónde queda el término de ánima? ¿Y el de libre arbitrio y destino, pilares de prácticamente todas las religiones? El transhumanismo es un término trasgresor, mas no desea pelearse ni con la religión ni con la ciencia. En los estatutos de la organización Humanity+ la primera regla que se autoimponen es “el empleo ético de la tecnología”. No hacen nada que no sea seguro o bien ético.

El biohacking es una forma de poner en práctica el transhumanismo. Y como ocurre con los piratas informáticos, hay biohackers que prosiguen unas reglas morales, y otros que no lo hacen. ¿Se puede delimitar a un biohacker? El término es afín al del pirata informático, mas aplicado a la biología.

Un biohacker defiende que la tecnología aplicada a la sanación y mejora del humano ha de estar libre para todo el planeta, no solo para los científicos o bien las compañías farmacéuticas. Y la manera de lograrlo es a través de el DIY o bien la medicina doméstica: la biología aplicada en casa por personas que no tienen por qué razón ser científicos.

Es lo que se conoce con el nombre de ciencia ciudadana. Biohacking, el paso inicial cara el transhumanismoBiohackers: la biología en casa, al alcance de todos El movimiento nació alrededor del año dos mil cinco merced al abaratamiento de los instrumentos médicos y la tecnología, y la capacidad de intercambiar información que da Internet. Solo en U.S.A.

existen más de veintiun laboratorios de biohacking registrados y dirigidos por científicos titulados que trabajan en laboratorios usuales. Están observados por el FBI, habitúan a participar en conferencias de medicina usual y tienen una función educativa y también estudiosa. Aquí se hacen ensayos caseros que van desde la creación de plantas que relucen en la obscuridad al estudio de microorganismos no patógenos o bien el análisis del ADN extraído del corazón de una vaca.

Es el caso de la organización DIY Bio, que hace acontecimientos en el mundo entero, de HiveBio, BioHackersNYC o bien TheLAB, que tiene fines educativos: Biohacking, el paso inicial cara el transhumanismo Esta clase de instituciones se financia con donaciones y por medio de las cuotas de sus asociados, que a cambio reciben clases o bien pueden usar los laboratorios para sus fines.

Asimismo existen conjuntos principiantes de biohacking que se reúnen los fines de semana en domicilios particulares para efectuar sus ensayos. En dos mil once los primordiales laboratorios DIY firmaron un documento en donde se comprometen a proseguir las reglas de seguridad, a no probar con organismos patógenos, y a emplear la biología DIY con fines pacíficos.

En frente de lo que podemos llamar biohacking principiante (si bien lo realicen científicos profesionales), existe asimismo el biohacking profesional. Empresas que se dedican a poner al alcance de todo el planeta software, instrumentos y materiales para practicar el biohacking, de una manera segura y legal. O bien de patrocinar ideas DIY prometedoras.

Es el caso de Qb3 o bien BioCURIOUS, con proyectos como un microcopio y una impresora 3D DIY, o bien ensayos para descubrir nuevas formas de nutrirnos. El otro extremo del biohacking están los grinders. Personas que no vacilan en cercenarse o bien efectuar cirugías caseras para implantarse sensores, chips, imanes o bien LEDs bajo la piel.

Los grinders hacen peligrosas operaciones con las que logran mejoras como visión nocturna, comunicación por medio de bluetooth, lengua bífida, identificación a través de un chip, etcétera En la mayor parte de los casos estos implantes se hacen bajo la piel, con lo que no suponen excesivo peligro, salvo el de una infección. Mas en otros se trata de verdaderos implantes quirúrgicos. El peligro real del biohacking, se encuentra en las manos de los adolescentes, personas que están aun desarrollando sus cuerpos hacia la madurez y que muchas veces pueden sentirse atraídos por estas nuevas y peligrosas técnicas.

La idea es que si se comparte la ciencia y se les deja participar a diferentes conjuntos esto podría alentar la innovación. Poner la tecnología en las manos de los usuarios finales es normalmente una gran idea, por el hecho de que tienen la mejor idea de lo que son sus necesidades”, aseveró Ellen Jorgensen en la conferencia de TEDGlobal dos mil doce ‘Biohackers: asimismo puedes hacerlo’.

Tras conseguir el graduado en biología, Mac Cowell entró a trabajar en iGEM seducido por las posibilidades de la bioingeniería, más un año después -cumplidos los veinticuatro años- había dejado de divertirse con su empleo, de forma que decidió vender su vehículo y fundar DIYbio, una organización dedicada a fomentar una biología alcanzable para todos, fundada sobre el conocimiento abierto y las soluciones tecnológicas de bajo costo.

Sus miembros se adscriben al movimiento ‘biohacker’, término inspirado no por el aspecto de hacking más relacionado con las intrusiones, sino más bien en la moral hacker: la posibilidad de aprovechar el potencial de la tecnología ya existente para superar nuevos desafíos. Y donde unos llevan años haciéndolo con código de programación y chips, los otros comenzaron con el siglo a aplicarlo en ADN y tejidos orgánicos.

Si bien elementos como los hacklabs y la cultura de emprender en los garajes es asimismo compartida… Alarmismo y seguridad en el biohacking El empleo del término hacking no se ha librado del frecuente mal empleo, y el Diccionario Oxford recoge como definición de biohacking “la actividad de explotación experimental del material genético sin tener en consideración las reglas morales admitidas, o bien con fines delictivos”.

El biohacking es, no obstante, una actividad que se identifica por su práctica al lado del campo académico, que se acoge al código abierto, y que integra en su seno a personas apasionadas a la biología si bien carezcan de una capacitación reglada concreta. En verdad, en dos mil once, las redes de laboratorios DIYbio en Europa y USA, impulsaron el establecimiento de un código ético que regulara sus actividades, respetando todos y cada uno de los sistemas biológicos y siguiendo reglas de seguridad en laboratorio.

Solo un año después, el propio FBI organizó una conferencia de tres días sobre Seguridad y DIYbio al lado de miembros de los primordiales laboratorios de biohacking. En The Scientist, Dustin Holloway, de la división de Moral Médica de la Escuela de Medicina de Harvard, valoraba de esta manera la necesidad de regular la ciencia amateur: “No hay pruebas de que DIYbio represente una amenaza a la seguridad nacional -al contrario, el movimiento se fundamenta en los principios de innovación, el emprendimiento, democratización de la ciencia y educación”.

Lógicamente, como toda cultura al lado de lo institucional, no carece de sus manifestaciones underground: hay biohackers que fomentan la modificación anatómico extrema para acrecentar el potencial del cuerpo humano… más aun estas manifestaciones de la cultura biohacker están aportando innovaciones útiles: Tim Cannon se implantó sin ayuda de médicos ni anestesia un dispositivo subcutáneo (Circadia) que ahora transmite la información biométrica de su dueño a cualquier dispositivo con Android, y cuyo código fuente está colgado en Internet.

Por otra parte, el biohacking ha impulsado avances en un género de dispositivo que forma, además de esto, una de sus primordiales herramientas de trabajo: el PCR (iniciales en inglés de “Reacción en cadena de la polimerasa”), tecnología por la que Kary Mullis ganó en mil novecientos noventa y tres el Premio Nobel de Química, y que deja crear millones de copias de una misma secuencia particular de ADN, lo que tiene múltiples aplicaciones en el campo de la ingeniería genética (clonación), de la ciencia forense (identificación de personas) y la paleontología (clasificación de seres vivos).

Y aunque el progresivo abaratamiento de esta máquina fue un factor esencial en la aparición del biohacking, el salto terminante al gran público se ha producido merced a OpenPCR, un proyecto surgido dentro de DIYbio. Este es un kit con especificaciones abiertas, basado en Arduino y que se vende (por un alcanzable coste de seiscientos dólares americanos) listo para montar.

Cualquier apasionado al Do It Yourself va a poder secuenciar y también identificar ADN merced a este aparato (basado, además de esto, en el chip Arduino).

El biohacking puede ser un  movimiento respetable hacia la evolución humana pero también puede ser un riesgo para la salud y la vida de muchas personas. Es interesante que los cuidadores estemos bien informados, de esta tendencia y observemos sobre todo al colectivo preadolescente y adolescente, para poder evitar los peligros que atañe.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *